Si, eran muchas que se
habían marchado; muchas personas, muchas situaciones, pensamientos y hasta
canciones. Se habían ido dejando una paz de esas que te regala una fresca
sonrisa de las que son capaces de cautivar almas, ¡lo sé! debieron haberse
quedado lejos pero luego pasa que se
rompe el saco de la vulnerabilidad y se derrama por todos lados y cuando
intentas recogerla te impregnas de ella, sumergiéndote en su frío angustiante y
en su oscuridad que atormenta y que te hace esconderte en ese rincón que solo
tú conoces de tu mente circular.
Te encuentras de nuevo allí
en ese lugar donde todo señala que eres el blanco perfecto se acumula mucha
estrés, mucho ardor de pecho, muchas lagrimas y muchas imágenes de esas en las
que te ves lanzando cosas muy pesadas a lugares donde dejan de existir, estas
ahí justo ahí; donde das esos gritos sordos que te erizan la piel, donde corres
hacia ese lugar que no conoces corres y lo haces tan rápido que ni recuerdas a dónde
vas; quieres hacer muchas cosas no quieres hacer nada, tu cabeza está repleta
de proyectos y tu mente solo reproduce esas canciones que te hacen recordar, te
hacen extrañar esas que escuchas cuando están solos tú y tu corazón que late a
veces un poco más lento o quizá muy muy rápido. Lo único real es ese ritmo
anormal que te dice que está bajando esa montaña rusa, ese ritmo anormal en el
que contienes el aire y te sumerges con la esperanza de pronto estar de nuevo
sobre la superficie…
No ha sido ni muy tarde ni
muy temprano, pueden haber pasado años o tal vez han sido solo días pero tus
ojos extrañan cada instante en el que un gesto te completa el día y hasta la
vida. Tienes una extraña sensación de no saber si estas donde deberías, o
debiste hace mucho partir. Te encuentras así y lo vives con la esperanza de
aprender, luego recuerdas que solo controlas lo que sabes, pues, lo que sientes
te arrastra siempre, te enseña, te anima, te tumba pero siempre te impulsa…
Martes 20 de Junio de 2017